Tillie Olsen goza actualmente de una inmensa reputación en Estados Unidos y en el movimiento feminista. Si bien las circunstancias de su vida predisponen a cierto culto -el gran talento de una proletaria sacrificado al compromiso político, a la lucha por la supervivencia, a la maternidad-, éste se ha erigido sobre un libro de relatos justamente mítico, Dime una adivinanza. Inicialmente publicado en 1961, el tiempo no ha hecho sino acrecentar su prestigio y el número de sus lectores, habiéndose convertido en un clásico indiscutido de la literatura norteamericana, de la que posiblemente es el relato más citado y antologizado en los últimos veinte años.
De las cuatro historias destaca la que da el título al volumen: un texto terrible y perfecto, galardonado con el Premio O´Henry, del que se ha dicho que ha transformado y ensanchado los límites de la narrativa norteamericana. En 'Dime una adivinanza', después de 47 años de un matrimonio corroído por las pequeñas y míseras rencillas conyugales, la mujer osa decir que 'no' y se lanza en pos de 'una coherencia, un entusiasmo, un sentido'; una búsqueda tanto más turbadora cuanto coincide con un lento descenso a los infiernos de la enfermedad y la muerte.
'¿Qué barco, marinero?' muestra la soledad del protagonista, un marinero alcohólico que recala en su ciudad natal, bamboleándose en una realidad que ya no controla y a la que es ajeno. En 'Heme aquí planchando', una madre intenta comprender las secretas heridas de su hija 'demasiado vulnerable'.
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